Desmintiendo el impuesto rosa
El impuesto rosa no existe en Bogotá
- Diferentes informes en el mundo aseguran que el impuesto rosa es una realidad
- Se han visto varias manifestaciones feministas que rechazan este sobrecosto
- Un estudio realizado demostró que este impuesto no se veía en Bogotá
El impuesto rosa es una analogía feminista utilizada para referirse a una problemática de desigualdad de género, la cual se evidencia en la mayoritaria desigualdad de precios entre los productos para hombre y para mujer. Es decir, la mayoría de desodorantes for woman en aerosol de 150 ml pueden costar más que los desodorantes for men, solamente por ser para mujer. Mientras que a nivel mundial hay campañas que lo denuncian, un estudio de datos demostró que en Bogotá no se da este fenómeno.
Desde 1992, diferentes organizaciones se han dedicado a realizar sus propios informes acerca del sobreprecio que pagan las mujeres en ciudades de Estados Unidos y Francia. Según un estudio realizado el 2015, por el Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York, las mujeres pagan más el 42% de las veces mientras que los hombres el 18%. Por otro lado, la oficina de investigación de la asamblea en California calculó que las mujeres pagaban un sobrecosto anual de 1,351 dólares cada una.
No obstante, en Colombia no hay un estudio público que compruebe la existencia de este “impuesto”. Por lo tanto, Unisabana Medios decidió realizar su propio levantamiento de datos para comprender si este impuesto se da en la ciudad.
Al ver la falta de datos oficiales, nos dimos a la tarea de recolectar personalmente esta información para compararla matemáticamente. Contrastamos los precios entre cuatro grandes cadenas de supermercado: Éxito, Carulla, Jumbo y Olímpica, puesto que son los que tienen presencia en todas las localidades de Bogotá. Visitamos cinco establecimientos por cadena y seleccionamos los productos comunes en todas las cadenas y procedimos a recolectar los precios. Adicionalmente, agregamos el valor de los productos en sus páginas web. Para determinar si existe o no, nos guiamos por la cantidad de productos con sobrecosto por cada sexo y el porcentaje que este sobrecosto tiene. Ver metodología.
A raíz del movimiento feminista global pensamos que el impuesto sí se aplicaba en nuestra ciudad, pero tras hacer un juicioso análisis vimos que de la misma forma en que hay productos más caros para mujeres, también los hay con un sobreprecio significativo para los hombres.
Cuando realizamos el análisis de la información no encontramos que exista un impuesto rosa en Bogotá. Mientras en los países donde está comprobada la existencia de este sobrecosto los porcentajes son casi absolutos -con más productos y mayor diferencia en el precio en detrimento de las mujeres-, en Bogotá las relaciones porcentuales no demuestran la existencia de este fenómeno.
Del total de productos, 131 son más caros para hombre, 132 para mujer y 133 mantienen el mismo precio para los dos sexos. Por otro lado, los hombres pagan en promedio un sobrecosto del 12% en sus productos de higiene, mientras que la mujer paga el 11%. Finalmente, dentro de cada uno de los almacenes, productos y marcas se puede ver unas diferencias en los precios, que para ser catalogadas como impuesto rosa deben ser muy amplias y absolutas, ya que la muestra total evidencia la no aplicación de esta teoría en Bogotá.
Mientras que en Olímpica y Cencosud (Jumbo y Metro) los hombres están pagando casi la mitad de los productos con un sobrecosto, en Éxito y Carulla (pertenecientes a Grupo Éxito) es la mujer quien lo paga.
Se evidenció también que los precios no varían mucho dependiendo de la zona geográfica, sin importar si el supermercado está en el norte o en el sur de la ciudad, los precios y las relaciones se mantienen iguales. Esto desmitifica la afirmación de que un posible impuesto rosa solamente puede existir en los estratos socioeconómicos más altos, ya que estos tienen mayor poder adquisitivo.
Eso sí, Los talcos marca Mexsana son los únicos productos que siempre son más caros para mujeres. Esto se evidencia en todos los almacenes consultados donde la diferencia llegaba a ser de un 39%.
Uno de los elementos que más se suele asociar con el impuesto rosa son las cuchillas de afeitar. Sin embargo, nuestro estudio evidenció que las cuchillas de afeitar de por sí no muestran unas variable que se aleje de nuestra afirmación. Mientras la marca Gillette es más cara para mujer, la marca Schick es más cara para hombres.
Tomado por: Jessica Leal
Sin embargo, cabe resaltar casos puntuales como los de las cuchillas marca “Personna” en el Éxito (60% de diferencia) o las cuchillas marca Carulla (56% de diferencia), los cuales son una excepción a la regla, ya que el porcentaje de sobrecosto para mujer es excesivamente alto cuando el producto es el mismo. La única diferencia que nosotros pudimos encontrar es el color.
Para entender por qué se llegan a dar estos casos puntuales, el Director del Departamento de Mercadeo de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas (EICEA) de la Universidad de La Sabana, Alvaro González, culpa a la falta de educación en el tema, al hecho de que las compañías saben que las mujeres compran más y que además, las personas comúnmente no se dan a la tarea de comparan precios por género
A pesar de que el impuesto rosa no exista en Bogotá, su explicación a este tipo de casos fue notoria cuando encontramos que todos los almacenes categorizan los productos por género en las estanterías, alejados unos de otros, desorganizados, muchos sin el precio e incluso ubicados en diferentes pasillos, dificultando así poder comparar los precios en los productos.
Al ver los resultados obtenidos, quisimos hablar con grupos feministas que aseguran que el impuesto rosa sí existe en la ciudad. Natalia Moreno, investigadora del Grupo Género y Justicia Económica, afirmó que su equipo de investigación realizó un estudio personal que demuestra la existencia de este sobrecosto, no obstante, nosotros no lo pudimos corroborar. También afirma que han hecho demandas ante la Superintendencia de Industria y Comercio, la cual asegura que no puede regular los precios.
Entonces, ¿qué pasa con el comprador? Al hablar con Rodrigo Bueno, abogado especializado en derechos del consumidor, éste nos remitió a la Ley 14-80 del 2011 de La Superintendencia de Industria y Comercio, la regulación que protege al vendedor y al cliente. Cuando acudimos a ella, la SIC nos constató que en Colombia tenemos una economía libre y por lo tanto, los distribuidores, expendedores y prestadores de servicio tienen la autonomía de fijar libremente los precios de los productos.
Respuesta de la Superintendencia de Industria y Comercio a Unisabana Medios.
En efecto, en nuestro país las empresas no tienen la obligación de revelar su margen de ganancia, así como tampoco podrían ser sancionadas en dado caso que comiencen a aplicar el impuesto rosa, ya que la libertad de mercado y de competencia les da esta facultad.
Entre tanto, les dejamos esta visualización con las marcas más caras para cada género, para que una vez más se de cuenta de que no necesariamente por ser hombre o mujer siempre le van a cobrar más... y también para que recuerde que al menos en Bogotá el impuesto rosa es un mito.
Autores: Lali Manuela Pineda Sandoval - Jessica Tatiana Leal - Jairo Gustavo Sarmiento Sotelo